Nos encanta el aroma que imprime en la cerveza, su sorprendente variedad, nos cautiva su amargor y sabor, el lúpulo tal vez el ingrediente de la cerveza artesana que ha tenido más repercusión y éxito en nuestro país, pero ¿por qué?.
Cada vez que mostramos nuestra selección de cervezas artesanas, es inevitable comprobar esta reacción en cualquiera que comienza a familiarizarse con los aromas y amargores del lúpulo. Todo el mundo se muestra sorprendido y cautivado por las nuevas sensaciones que provoca.
Constatamos que nunca pasa desapercibido y siempre es revelador de la calidad y naturalidad de la cerveza elaborada artesanalmente.
La cerveza de producción industrial hace mucho tiempo que no muestra al gran público este maravilloso ingrediente más que como un extracto, sin su forma íntegra y natural.
Pero, ¿por qué nos gusta tanto?
Más allá de su poder conservante y antibacteriano y sus variedades y diferentes técnicas de adicción a la hora de la elaboración de cerveza artesana, nos queremos ocupar de su capacidad para crear adeptos y fieles. La red está bien documentada de información sobre su uso histórico y sus aplicaciones, pero nosotros queremos aportar nuestra experiencia desde nuestra visión como distribuidor en constante contacto con el sector hostelero y el cliente final. Nuestra reflexión, sin ánimo de sentar cátedra, está hecha desde este punto de vista, cómo no, abierta debate.
El aroma, primer impacto:
La cerveza industrial o no huele o no huele bien. Sin embargo cada vez que damos a probar una cerveza artesana lo primero que percibe quien la prueba es esa fresca bocanada reveladora a lúpulo. La experiencia a partir de aquí ya es muy diferente. La integración del aroma en un final balanceado, provoca una sonrisa instantánea. Como primera respuesta, valga esta unión definitiva entre aroma y sabor final.
Balance amargor/dulzor
En España y la cultura mediterránea tenemos el maravilloso mundo del vino para disfrutar del carácter dulce y afrutado de la vid. Cuando pedimos cerveza buscamos mayor balance que contrarreste el dulzor de la malta en la cerveza. El lúpulo es perfecto para prevalecer sobre el perfil más dulce de cervezas maltosas o de tradición belga de carácter más licoroso. Buscamos el amargor en la cerveza y lo encontramos gracias al lúpulo.
Gastronomía: Comer y beber
En nuestra cultura es inseparable del hábito de beber cerveza y picar algo. No se destaca a menudo, pero el amargor del lúpulo nos hace salivar, incitándonos a comer y a completar este círculo y HÁBITO-RECOMPENSA. Además las cervezas con carácter más lupulado poseen la capacidad de maridar mucho mejor donde el vino no llega, admitámoslo. Hablamos de comidas especiadas, picantes, ceviches, quesos azules o muy curados, encurtidos, sazonados, etc…
Escalones de amargor
El rechazo físico al amargor es un reflejo con el que nos dotaba la naturaleza para detectar los alimentos que podían estar faltos de maduración o podían hacernos daño. Nuestra recomendación para disfrutar del lúpulo en la cerveza, es siempre respetar que el PH de nuestra saliva haya superado ese primer nivel del café matutino. Lo mejor para la cerveza es un horario cercano a la una de la tarde para evitar el rechazo inicial al contraste con inesperado amargor.
A partir de este horario y, mucho mejor si hemos comido algo, es clave respetar estos escalones de amargor y empezar por las cervezas menos amargas para luego pasar a las más lupuladas. Si invertimos el proceso la experiencia no será igual de satisfactoria.
Con estas claves esperamos habernos acercado a la respuesta planteado en nuestro artículo.
Por supuesto existen muchos amantes a la cerveza que no sienten ninguna atracción hacia el lúpulo y que así sea. En este caso nos ocupamos de la evidente irrupción exitosa de las IPAS en este «despertar» de la cerveza artesana.
La satisfacción y diferenciación que proporciona al sector craft en España frente a la cerveza industrial, es más que evidente. GRACIAS por todo Humulus Lupulus!!